jueves, 28 de noviembre de 2019

SARA RUBIO


Hoy escribo por un motivo especial. Se trata de intentar contar en unas pocas líneas toda mi aventura en el CEE de Tórtola. 


Lo primero es presentarme. Soy Sara, alumna en prácticas del centro. 
Parece sencillo contarlo, solo mes y medio, sin embargo, han sido tantas las cosas que he vivido allí… actividades, juegos, talleres, aprendizajes, descubrimientos, emociones… bueno, una infinidad de cosas, y sorprendentemente, todas ellas han sido maravillosas de una forma o de otra. 
Me gustaría destacar que no sólo he aprendido cosas de mi futura profesión (las cuales me han reafirmado mis ganas e ilusión para dedicarme a esto el día de mañana), sino también he aprendido del afán de superación de todas las personas que van al centro cada mañana. 
He aprendido de la alegría y filosofía de vida que se respira allí dentro. Y he conocido personas magníficas y excelentes que dan todo de ellos mismos en cada cosa que hacen. Y eso solo puede tener un resultado: una oportunidad, un futuro, una vida llena de felicidad para cada alumno del centro. 
De lo que muy pocos se dan cuenta, también, es que todo es gracias a cada uno de los profesionales que se vuelcan en los alumnos desde que se levantan hasta que se acuestan. Y sí, he dicho que se vuelcan en los alumnos y no en su trabajo. Porque quien disfruta de lo que hace, no trabaja, vive. Y estos profesionales viven su profesión. 
Doy gracias por haber tenido la oportunidad de estar este tiempo con ellos y empaparme de su esencia. Todas las personas del CEE Tórtola son la muestra del valor e importancia de la Educación Especial, la cual saca lo mejor de cada uno de nosotros, e insisto en NOSOTROS porque todos somos especiales, todos somos únicos. Y esta diversidad hace de este mundo un lugar maravilloso.