El estrés y el ritmo acelerado de trabajo, colegio, labores de casa, etc, hace que hoy en día no sea fácil poder comer y cenar en familia. En ocasiones, es muy complicado cuadrar los horarios a la hora de sentarse a la mesa. Sin embargo, merece la pena el esfuerzo por hacerlo
1. Mejora la calidad de la dieta.
2. Desarrolla la comunicación.
3. Crea buenos hábitos.
4. Ahorro de dinero.
5. Mejora el rendimiento escolar.
6. La familia se une.